Queridos hermanos y hermanas de la espiritualidad Ignaciana, los abrazo de corazón a corazón en cada una de sus realidades.
Quiero compartirles en palabras concretas la experiencia que viví de Ejercicios Espirituales (EE) de una semana en la Casa San Claver, Santandercito. Era mi segunda vez haciendo esta tanda de EE, pero en la que siento en estos cinco años de ser parte de la espiritualidad Ignaciana, es la primera vez que mis sentidos, mis emociones y oraciones iban con una mirada nueva, sin expectativas, incluso con más movimientos espirituales que creía que no se iban a organizar con el paso de los días.
Con estas mociones que les compartía, mis sentidos se iban abriendo de poco a poco, todo me parecía nuevo al momento en que nuestros acompañantes nos compartía la guía de oración, nos contestaban las preguntas o cuando sentía que mis preguntas, mis sentires en las entrañas no eran propicios para esos momentos, más de uno de los participantes se sentían identificados. Me impactaba que cada palabra que nos salía del corazón hasta propuestas locas entre nosotros, cómo el Espíritu nos encaminaba a todos no solo con nuestra vida particular sino con nuestra vida siendo Iglesia, siendo sacramento.
¡Uf!, sacramento, que en los diccionarios se puede encontrar más de una definición, pero si me permiten, les quiero compartir la apreciación que uno de nuestros acompañantes en la noche que vivimos el paso de la tercera a la cuarta semana de los EE nos la dio con un sentido que jamás había leído o escuchado; que parafraseándola sería así: “ser el rostro de Jesús encarnado que salva con acciones todos los días al hermano”, ¡que fidelidad para hacerlo!, ¡que decisiones más contundentes para lograrlo!, ¡que salida de uno mismo en nuestro amor, querer e interés para comprenderlo cuando ubico mi corazón al llamado de Jesús y María!
La invitación es que podamos alcanzarlo cada día y si nos equivocamos vernos misericordiosamente para volver a empezar,
Con mi corazón,
Andrea Carolina Esguerra Navas, Acompañante espiritual de la comunidad CAE de la Red Juvenil Ignaciana y CIRE.