Hablemos de un medicamento que tienes a la mano: tú mismo

Imagen de P. José Raúl Arbeláez, SJ
P. José Raúl Arbeláez, SJ

Todo el mundo considera que como médico mi papel está muy claro: escucho, exploro, diagnostico y extiendo recetas. Es la esencia de mi profesión. Sin embargo, tengo la impresión de que no siempre respondo a la demanda profunda de los pacientes. En efecto, me sorprende que sean tantos los que con frecuencia vienen a mi consulta, ya sea para renovar una receta o por una nueva patología que se asemeja a la anterior. Con el tiempo debería haberme acostumbrado a ver siempre las mismas caras en la sala de espera. 

El paso de los años permite que mis pacientes y yo terminemos conociéndonos e incluso formamos una especie de “trío”: el médico, el paciente y la enfermedad. Nos preguntamos cómo estamos, nos contamos nuestras preocupaciones, nos damos ánimos y quedamos para otro día. Cada uno está instalado en su rutina. Y la cosa funciona. En realidad, no funciona tan bien como parece… Porque se podría hacer mejor, y con un método sencillo. 

El cerebro y el cuerpo humano disponen, en efecto, de unas capacidades muy poderosas que prácticamente nunca se utilizan. Solo hay que activarlas para tratar con eficacia un número considerable de síntomas y enfermedades. El efecto es doble: al corregir la causa y no el efecto se disminuyen las recidivas y se construye una verdadera barrera contra las enfermedades. Albergamos en el fondo de nosotros medicamentos innatos para tratarnos, pero no los empleamos. Somos nuestra propia medicina, pero no lo sabemos. EL MEJOR MEDICAMENTO ERES TÚ, La salud está en tus manos, Frédéric Saldmann, Aguilar, 2014, p. 13-14

P. José Raúl Arbeláez S.J. – Equipo CIRE Ampliado

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados

Cartas al cielo: La abundancia del ahora…

Hoy amanecí con tiempo. Tengo la sensación de que no hay prisa, que todo puede hacerse con calma, sin apuros,

Sentir y Gustar: Contemplación de un Discípulo Resucitado

Llega el amanecer y Jesús sigue sin aparecer. Confío en que va a resucitar… o bueno, confiaba. Ahora tengo miedo.

Cartas al cielo: Todo lo bueno viene de lo alto

Hoy desperté con el corazón alegre, con el alma perfumada por el encuentro que ayer tuve con mi amigo Camilo.

Sentir y Gustar: ¡GRACIAS, PAPA FRANCISCO!

Gracias Papa Francisco por tu vida tan fecunda: Aún tengo vivas en mi corazón tus primeras palabras: «¡Buona sera!… Ya

Hablemos de la Ropa

El buen Dios envía sus fríos de acuerdo con la ropa de la gente. Cuando me envolví en mi abrigo,

Comunitas Matutina 13 de abril de 2025 Domingo de Ramos Ciclo C

“Por eso Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de