Preparación para hacer los Ejercicios Espirituales Disposición del sujeto (II)

Apuntes Ignacianos #65

Presentación:

En este número de APUNTES IGNACIANOS continuamos haciéndonos eco de la pregunta por la mejor y más adecuada preparación para hacer los Ejercicios Espirituales, a la cual de diversas maneras se comenzó a responder con el número 64. El tema es de gran importancia, pues varios acompañantes de Ejercicios han constatado que cuando el sujeto no llega a la experiencia con una básica y suficiente preparación que le permita entrar de lleno, es necesario emplear más o menos tiempo en acondicionar el sujeto para que pueda aprovechar más la experiencia y así, retrasar la entrada en materia de ejercicios propiamente.

Esta preparación del sujeto no es, pues un capricho. Parte de la experiencia de Ignacio y de tantos jesuitas y laicos que lo han seguido en este apostolado fundamental de dar Ejercicios. Además, hay razones profundas de orden teológico y filosófico para abordar esa tarea preliminar a la experiencia propuesta por Ignacio en su invaluable librito de los Ejercicios Espirituales. En estas razones profundiza la Dra. María Clara Lucchetti, de la PUC de Rio de Janeiro, en su artículo «Un cuerpo animado y movido por el Espíritu divino (Algunas reflexiones sobre el sujeto que desea hacer los Ejercicios Espirituales». Sus puntos de apoyo para la reflexión son, Karl Rahner, en teología y, en filosofía, Emmanuel Levinas. Pasando por una consideración de lo eclesial entre las condiciones previas del sujeto, concluye su reflexión afirmando que el sujeto de los ejercicios ha de ser una persona a gusto en su propia humanidad, la cual ha decidido tomar en serio.