Esta mañana me regalaste una gran luz en la oración. Me mostraste que puedo abandonarme en ti, en este instante, porque tú me guías en cada momento. Porque tienes el poder de tocar mi alma, de cambiarme, de transformarme, de calmarme y de salvarme. Porque tienes el poder de tocar las almas de otros, de cambiarlos y salvarlos. Porque tienes poder sobre todo este universo. Porque tú eres Padre y tienes conmigo un lazo de amor eterno e infinito. Y yo sé cuán grande es ese amor porque lo siento con mis hijos.
Sí, quiero aprender a soltarme en ti todo el tiempo. Quiero aprender a respirar abandonándome a ti, a descansar en el silencio de mi mente que se rinde. Estoy tan cansado de querer controlarlo todo, tan cansado de sentirme solo cuando en realidad tú estás a solo una respiración profunda de distancia. Me siento dispuesto a probar esta nueva forma de existir: abandonado en ti y, al mismo tiempo, abierto a tu presencia y atento a tu guía. Esa es la vida que tiene sentido para mí, la vida plena que prometiste traer.
Es tan sencillo lo que propones… solo soltarme y dejarme llevar por ti en cada instante de mi vida… Y por eso, puedo tranquilamente disfrutar de las pequeñas cosas: del café que me estoy tomando, de las palabras que escribo, de cada instante, porque sé que tú te ocupas de todo. En tus manos está mi vida y el universo en el que habito. Tú lo dijiste, Señor, y ahora lo comprendo un poco mejor: Salomón nunca se vistió como los lirios del campo, porque el Padre tiene cuidado de nosotros.
Así pues, mi oración de hoy es sencilla: ¡en vos confío!
2 respuestas
Hermosa experiencia de fé y gracia.
Cerrar los ojos y gozar la plenitud de su presencia aún cuando estemos rodeados de muchedumbres.
Gracias Señor .
Bello y profundo mensaje … gracias Carlose.