Comunitas Matutina 9 de junio de 2024

COMUNITAS MATUTINA 9 DE JUNIO 2024 

DOMINGO X DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

“Después entró Jesús en una casa, y se juntó de nuevo tanta gente que ni siquiera podían comer él y sus discípulos. Al saber que estaba allí, los parientes de Jesús acudieron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco”
(Marcos 3: 20-21)

Lecturas:
1. Génesis 3: 9-15
2. Salmo 129
3. 2 Corintios 4: 13 a 5:1
4. Marcos 3:20-35

Sin lugar a dudas una dimensión esencial de Jesús, de su ministerio, es ser signo de contradicción. Así lo vislumbra el anciano Simeón, cuando José y María acuden al Templo de Jerusalén para cumplir con el ritual judío de circuncidar y presentar al pequeño Jesús: “Simeón les dio su bendición, y dijo a María, la madre de Jesús: Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan y muchos se levanten. Será un signo de contradicción que pondrá al descubierto las intenciones de muchos corazones. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que te atraviese el alma”. 1 Jesús revela al mismo Dios, pues él lo es en plenitud, esto – aunque hoy nos parezca inusitado porque ya estamos “acostumbrados” a él – desconcierta profundamente a unos y a otros: a sus discípulos que poco acertaron al comienzo en la captación de su misterio, a las multitudes que lo seguían y escuchaban, gratamente sorprendidas por su exquisito trato y por el modo amoroso y compasivo de su conducta pero también cuestionados por las rupturas que planteaba y, por supuesto, a sus detractores, los sacerdotes y dirigentes oficiales de la religión judía que vieron en él a un hereje y contradictor de las tradiciones religiosas de Israel. 2 

Su manera de hablar de Dios, como Padre-Abba, su pretensión de autoridad: “La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley”, 3 su resuelta predilección por los más desfavorecidos, su postura ante los rituales y normativas de la religión, su discreto silencio cuando se retiraba a la intimidad de la plegaria, su propuesta del Reino tan a contracorriente de los valores habituales que nos proponemos los humanos en todos los tiempos de la historia, los antídotos evangélicos propuestos en las bienaventuranzas que se hacen programa de libertad, buscar el servicio para desarmar el poder, proponer la vida austera como signo de comunión con los pobres y como soberanía ante la idolatría del dinero, luchar por la justicia en abierta confrontación contra los excesos de la injusticia, enaltecer al ser humano por su sola condición de tal, enriquecida con el ser todos hijos de Dios, son las muchas señales que desconciertan, causan controversia y desacomodan principalmente a los jefes religiosos de Israel y a todos aquellos que se sienten dueños de la verdad de Dios. Por todas estas cosas dice el evangelio de este domingo: “Al saber que estaba allí, los parientes de Jesús vinieron a llevárselo, pues decían que se había vuelto loco”. 4 En qué consiste la “locura” de Jesús? 5

Veamos. En el contexto del relato evangélico de hoy están involucrados los “enemigos” de Jesús, los que finalmente le condenaron a muerte: “También los maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén decían: Beelzebu, el propio jefe de los demonios, es quien ha dado a este hombre poder para expulsarlos”, 6 aludiendo a sus exorcismos y curaciones milagrosas, y dejando ver que estaban profundamente escandalizados por su estilo tan novedoso y severo en su confrontación de la religión tradicional, enfocada principalmente en las formalidades minuciosas del culto y en la milimetría de su legislación. Quien tome en serio a Jesús, quien sea capaz de dar el paso cualitativo de una religiosidad de inercia sociocultural a una experiencia de libertad en Dios necesariamente rompe con los esquemas mundanos y con todas sus ofertas de fama, dinero, prestigio, poder, y con esa práctica de la religión marcada por la soberbia y por la presunción de sentirse mejores que los demás, típico proceder farisaico. 7 

Estamos ante una dialéctica que encontramos a menudo en los textos evangélicos: las oposiciones entre Reino de Dios-religión ritual, adorar al Padre en espíritu y en verdad-pureza exterior , libertad del ser humano en Dios-sometimiento a la ley, es un asunto clave que marca líneas de coherencia en el Evangelio de Jesús. El, en el mismo relato de Marcos, confronta a sus opositores “dueños de la religión”: “Les aseguro que Dios perdonará a los hombres todos los pecados y todo lo malo que digan; pero el que ofenda con sus palabras al Espíritu Santo no tendrá perdón, sino que será culpable para siempre. Esto lo dijo Jesús porque afirmaban que tenía un espíritu impuro”. 8 Ir contra el Espíritu Santo es rechazar de plano el don de Dios manifestado en Jesús y empeñarse en absolutizar la religión y su cumplimiento por sí misma y no como mediación entre Dios y la humanidad. 9

Las reiteradas polémicas de Jesús con los maestros religiosos del judaísmo de su tiempo concluyen en que estos se negaron definitivamente al don de Dios del que él es portador. No cupo en sus mentes rígidas la libertad del Evangelio, tampoco el Reino de Dios y su justicia; Jesús les resultó una enorme contradicción, desde su óptica no les era posible aceptar esta novedad, por eso lo llevaron al juicio, a la condena y a la cruz. A lo largo de los siglos se han filtrado en el cristianismo posturas semejantes, absolutizando lo ritual y legal externo y demeritando la conversión del corazón y la indispensable libertad de los hijos Dios, aportada por Jesús. La economía de salvación del Evangelio es radicalmente distinta: “La Escritura dice: tuve fe y por eso hablé. De igual manera, nosotros, con esa misma actitud de fe, creemos y también hablamos. Porque sabemos que Dios, que resucitó de la muerte al Señor Jesús, también nos resucitará nosotros con él y, juntamente con ustedes, nos llevará a su presencia”. 10 Trabajo de siempre en el mundo cristiano es recuperar la originalidad de Jesús, su misterio teologal, su prodigiosa síntesis de humanidad y divinidad, su Buena Noticia en la que la misericordia de Dios protagoniza la inclusión de todos los que se sienten perdidos y abandonados.

En su vida el acatamiento de la voluntad de Dios es principio y fundamento: “Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, añadió: “Estos son mi madre y mis hermanos. Todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. 11 Jesús es el relato definitivo de Dios, en él y por él sabemos quien es el Padre, esto lo avala con la constante referencia a su voluntad. Esta consiste en la plenitud trascendente del ser humano, para eso El no escatima esfuerzo de crear oportunidades y modos para que nada de lo nuestro fracase y se pierda, ni por el pecado, ni por la injusticia, ni siquiera por la contundencia de la muerte. Por eso, todo el proceder de Jesús se arraiga en esa voluntad, con ellos también nos comunica un modo de ser para lograr plenitud y felicidad. La herramienta del discernimiento, consagrada en la tradición espiritual del Nuevo Testamento, es el modo del cristiano comprometido para sintonizar con la voluntad de Dios, 12 disipando tantos malentendidos que se le asignan a ella para justificar interpretaciones erróneas de la misma o arbitrariedades nuestras, que bajo el signo de esa voluntad imponemos a nuestros prójimos.

La soberbia humana, el pretender constituirse como medida de todo, prescindiendo de Dios y del prójimo, es la expresión concreta del desconocimiento de esa voluntad, que se traduce en tantas injusticias, violencias, guerras, pobrezas, exclusiones, maltrato a los seres humanos, afectos desordenados por el dinero, abuso del poder, implementación de modelos políticos y económicos que atentan contra nuestra propia dignidad, ideologías que proponen el lucro como criterio prioritario, negación del sentido trascendente de la existencia, atropello a la vida en todas sus manifestaciones. A propósito de este elenco de rupturas con Dios, pecaminosidades las llamamos, tenemos presente que hay personas que se molestan profundamente cuando se toca el sensible asunto del pecado, tal vez hastiadas de la antigua predicación fundamentalista sobre esta materia o sumergidas en la disolvente cultura del relativismo moral. Constatarlo no es motivo para silenciar la palabra profética que tiene como deber aludir a esta realidad, porque sería otorgar argumentos y autoridad a quienes – personas o instituciones – pactan con el mal. 13

El relato del Génesis que es primera lectura de este domingo revela la confrontación entre Dios y el ser humano, cuando este va en contra de su realización y emprende el fracaso del pecado: “Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó: dónde estás? El hombre contestó: oí que andabas por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. Entonces Dios le preguntó: y quien te ha dicho que estás desnudo? Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras? El hombre contestó: la mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto y yo lo comí. Entonces Dios preguntó a la mujer: por qué lo hiciste? Ella respondió: La serpiente me engañó y por eso comí del fruto”. 14

Extraordinario don de Dios es nuestra libertad, con ella lo acogemos y vivimos libres y felices en El, o lo rechazamos y construimos nuestros propios modos. En el relato bíblico Dios “pide cuentas” a Adán, luego a Eva, ninguno se hace responsable, la culpabilidad está en “otra realidad”, la culpa se diluye y el mal campea con su poder destructivo sin encontrar una fuente de responsabilidad. Así, las situaciones y estructuras de pecado son producto de tristes causalidades? Se trata de causas indeterminadas a las que no es posible confrontar? Algo así como el infantil “yo no fui, fue Juanito”, cuando papá y mamá exigen al niño que asuma su culpa por lo cometido. A la profecía de Jesús le compete denunciar el mal moral, no soslayarlo, y proponer el bien moral según el Evangelio como alternativa de felicidad y plenitud.
 
Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 Lucas 2: 34-35

2 MONTES, Fernando. Jesùs como signo de contradicción. En Mensaje volumen 64 , número 643; página 19. Jesuìtas Chile, octubre 2015. NOGUEZ, Armando. Las grandes controversias de Jesùs. Relatos, historia y mensaje descolonizador según Marcos. Verbo Divino. Estella, 2023. SOBRINO, Jon. El principio misericordia: bajar de la cruz a los pueblos crucificados. Sal Terrae. Santander, 1992. ECHEGARAY, Hugo. La pràctica de Jesùs. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1986. KASPER, Walter. La misericordia: clave del Evangelio y de la vida cristiana. Sal Terrae. Santander, 2012. MEIER, John P. Un judío marginal: nueva visión del Jesùs histórico (5 volùmenes). Verbo Divino, 2005. PAGOLA, Josè Antonio. Recuperar el proyecto de Jesùs. PPC. Bogotà, 2015. SCHWEIZER, Edward. Jesùs, signo de contradicción. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/045.07.pdf DROUZY, M. Jesùs come con los pecadores. En https://www.seleccionesdeteologia.net/assets/pdf/016_08.pdf GARRIDO, Javier. El camino de Jesùs. Sal Terrae. Santander, 2006. 

3 Marcos 1: 22

4 Marcos 3: 21

5 AGUILERA, Juan Miguel. La locura de Dios. Suma de Letra. Madrid, 2003. GIL ARBIOL, Carlos. La locura de la cruz y el desafío al imperio. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander, 21 de octubre de 2008. OCTARIANO WIDIANTORO, Dominicus Savio. “Loco por Cristo”: en la tradición, en San Ignacio y en el mundo de hoy. Trabajo de grado para obtener el título de Master en Espiritualidad. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, junio 2022. GONZALEZ FAUS, Josè Ignacio. Locura y escàndalo: un Mesìas Crucificado y una historia marcada por la cruz. En Perspectiva Teològica volumen 52 nùmero 3; páginas 585-606. Faculdade Jesuita de Filosofia e Teologia FAJE. Belo Horizonte, septiembre-diciembre 2020. GUERRERO, Josè Ramòn. El otro Jesùs. Sìgueme. Salamanca, 1978. BLINZLER, Josef. El proceso de Jesùs. Editorial Litùrgica Española. Barcelona, 1959. MACHOVEC, Milan. Jesùs para ateos. Sìgueme. Salamanca, 1977.

6 Marcos 3: 22 

7 GARCÌA, Pedro Josè. Los valores y antivalores en el plan del Reino proclamado por Jesùs: su actitud ante el dinero, el poder y el prestigio. En Teorìa y Praxis número 6; páginas 93-105. Universidad Autònoma de Quintana Roo. Chetumal, 2005. THEISSEN, Gerd. El movimiento de Jesùs. Historia social de una revolución de los valores. Sìgueme. Salamanca, 2009. AGUIRRE MONASTERIO, Rafael. Jesùs anuncia el Reino y nos revela un Dios Padre entrañable y misericordioso. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander, 8 de noviembre de 2011; La mirada de Jesùs sobre el poder. En Teologìa y Vida volumen 55, número 1; páginas 83-104. Pontificia Universidad Catòlica de Chile. Santiago, 2014. CASTILLO SÀNCHEZ, Josè Marìa. El Reino de Dios: por la vida y la dignidad de los seres humanos. Desclèe de Brower. Bilbao, 1999. RUIZ ORTEGÒN; Laura Catalina. El Reino de Dios como un proyecto presente. En Reflexiones Teològicas número 13; páginas 115-136. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotà, julio-diciembre 2014. HORSLEY, Richard. La revolución del Reino. Còmo Jesùs y Pablo transformaron el mundo antiguo. Sal Terrae. Santander, 2005.

8 Marcos 3: 28-30

9 FEUILLET, Andrè. La situación privilegiada de Israel en su rechazo de Cristo según la Carta a los Romanos. En Scripta Theologica volumen 15 nùmero 1; páginas 31-82. Universidad de Navarra. Pamplona, 1983. CASTILLO, Josè Marìa. La alternativa cristiana. Sìgueme. Salamanca, 1981. SANDERS, E.P. Jesùs y el judaísmo. Trotta. Madrid, 2004. BUBER, Martin. Dos modos de fe. Caparròs. Madrid, 1996. 

10 2 Corintios 4: 13-14

11 Marcos 3: 34-35.

12 CASTILLO, Josè Marìa. El discernimiento cristiano: por una conciencia crìtica. Sìgueme. Salamanca, 1984.GARCÌA DE CASTRO, Josè. La historia del discernimiento espiritual. Aula de Teologìa de la Universidad de Cantabria. Santander, 28 de noviembre de 2017. CATALÀ, Toni. Discernimiento y vida cotidiana. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2016. ARENAS MOLINA, Enrique. Abandonarse con confianza en Dios. Uniagustiniana. Bogotà, 2019. WINKLER KOCH, Andrès. En què sentidos se es libre cumpliendo la voluntad de Dios, según San Agustìn. Trabajo de grado para obtener el título de Licenciado en Filosofìa. Universidad de Chile, 2014. THUNE, Robert & WALKER, Willa. La vida centrada en el Evangelio. New Growth Press. Greensboro, 2009. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA. Aquì estoy, Señor, hágase tu voluntad. Materiales para la jornada mundial de la vida consagrada. CEC. Madrid, 2014. MIFSUD, Toni. El discernimiento: de la espiritualidad a la ética. En Cuestiones Teològicas volumen 47, número 108; páginas 34-54. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellìn, julio-diciembre 2020. 

13 ESQUIVEL ESTRADA, Noé Héctor. Del relativismo moral al universalismo ético y sus paradojas. En La Lámpara de Diógenes, volumen 5, números 8 y 9; páginas 199-138. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2004. APPEL, Karl Otto. Etica comunicativa y democracia. Crítica. Barcelona, 1991. RATZINGER, Joseph. Verdad, valores , poder. Piedras de toque de la sociedad pluralista. Rialp. Madrid, 2020. SINA, Petrus. La dictadura del relativismo y la política en Benedicto XVI. Tesis de grado para obtener el título de Doctor en Filosofía. Universidad Pontificia de Salamanca, 2021. GIL ESPINOSA, María Isabel. Conciencia de pecado y sentimiento de culpa. En Cuestiones Teológicas volumen 36, número 86; páginas 303-326. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, junio-diciembre 2009. ESPINOSA ARCE, Juan Pablo. El pecado, negación consciente al o(O)otro. Una interpretación desde la filosofía de Byung Chul-Han. En Proyección volumen LXVII, páginas 301-310. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2020. VIDAL, Marciano. Cómo hablar del pecado hoy. Hacia una moral crítica del pecado. PPC. Madrid, 1977.

14 Génesis 3: 9-13. 

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Comunitas Matutina 2 de junio de 2024

COMUNITAS MATUTINA 2 DE JUNIO 2024 

SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y DE LA SANGRE DE CRISTO CICLO B 

“Tomen, este es mi cuerpo…Esta es mi sangre de la alianza que es derramada por muchos”
(Marcos 14: 22 y 24)

Lecturas:
1. Éxodo 24: 3-8
2. Salmo 115
3. Hebreos 9: 11-15
4. Marcos 14: 12-16 y 22-26

Esta celebración del Cuerpo y de la Sangre de Cristo es una excelente coyuntura pastoral-litúrgica para referirnos a la pedagogía sacramental de la Iglesia. Dios se dice a sí mismo con eficacia salvadora y liberadora. En su estrategia, si así podemos llamar a su quehacer salvífico, se vale de lenguajes que comunican al ser humano su vitalidad, su gracia, que lo van configurando en una humanidad modelada por El mismo. El lenguaje de Dios se expresa en los acontecimientos de la historia, esta es la gran lógica de la revelación bíblica, por eso el pueblo de Israel “leyó” en los hechos de su vida individual y comunitaria las palabras de ese Dios único empeñado en hacerlos libres mediante el compromiso de una existencia fundamentada en los compromisos de la alianza, el gran pacto de autenticidad ética y espiritual que dio identidad a este pueblo. Toda la historia del Antiguo Testamento es una gran narrativa teologal y antropológica en la que se experimenta la intención de Dios con respecto a este pueblo-prototipo y al mismo tiempo se destaca la manera como los israelitas respondieron, unas veces en fidelidad generosa, otras en desacato y alejamiento de sus responsabilidades con El. Sobre esta base podemos decir que la historia humana, vista y asumida en esta óptica, es “sacramento” de Dios. 1 Se marca así un modo de ser del cristianismo: Dios sucede en la realidad, en la historia, no hay dualidad entre el espacio profano y el espacio sagrado. Es una historia en la que Dios se significa como lenguaje definitivo de sentido para el ser humano.

Con esto llegamos al lenguaje decisivo de Dios: El se manifiesta plenamente en el ser humano histórico Jesús de Nazaret, exaltado y reconocido en el cristianismo primitivo como el Señor, el Cristo, el Ungido, la Palabra de Dios. En la historia del Señor Jesús Dios nos dice en qué consiste ser auténticamente humano y auténticamente divino, él es el lenguaje de Dios por excelencia, su más plena sacramentalidad: 2 “El es imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos. Dominaciones, principados, potestades. Todo fue creado por él y para él; él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia”. 3

Esta reflexión se consigna aquí para que afinemos nuestra percepción del modo como Dios actúa, es en lo histórico, en lo real, en la vida nuestra. Así, el Espíritu nos dota de la fe, como la frecuencia modulada que nos permite “leer y entender” el talante sacramental-histórico de Dios. Y es la base también – muy esencial! – para apreciar la sacramentalidad de la Iglesia misma y de las siete realidades en las que se nos comunica con eficacia la gracia de Dios: introducirnos en la vida de Dios (bautismo), madurarnos en ella (confirmación), tendernos su mano amorosa cuando fracasamos pecando (reconciliación/penitencia), significarnos como comunidad centrada en el Señor Jesús alimentándonos de su cuerpo y de su sangre (eucaristía), dar estatuto sacramental al amor de pareja (matrimonio), configurar a los servidores y pastores de la comunidad (orden), dispensarnos su gracia en la fragilidad de la enfermedad y en la disposición para la muerte (unción de los enfermos). 4 Pues bien, la eucaristía está plenamente integrada en esta dinámica sacramental de la Iglesia, ella reconoce la centralidad del Señor Jesucristo en la vida eclesial dándonos de sí mismo su cuerpo y su sangre para que se dé en nosotros su propia vitalidad, partiéndose y compartiéndose, como lo vivió en su cruenta pasión para que también nosotros, como cuerpo eclesial y cada uno en particular, llevemos una existencia de donación de nuestro ser para servicio del prójimo y formación de la comunidad de discípulos del Señor. 5

Esta evocación nos lleva a pensar en cuántas veces participamos en ella de modo individualista, con el corazón no convertido a Dios y al prójimo, con claras responsabilidades de nuestra parte en materia de injusticia y de desconocimiento de la implicación comunitaria del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, cuya feliz realidad celebra la Iglesia en este domingo. Qué decir de tan entrañable y definitivo sacramento en esta Colombia herida por la violencia, por los desencuentros entre el pueblo y sus gobernantes, por sus 20 millones de ciudadanos empobrecidos, por las muchas injusticias que aquí se cometen. Cómo celebrar la eucaristía con autenticidad evangélica, eclesial y social, en nuestro país?

Los sacramentos son signos que se refieren a realidades trascendentes, de carácter definitivo para la plenitud humana, que habitualmente no pueden entrar a través de nuestra percepción sensorial. Estos signos – el agua, los óleos, el pan, el vino, para señalar los más conocidos – nos remiten a lo significado, a aquella realidad proveniente de Dios que se vale de un lenguaje humano para comunicar la eficacia gratuita de sus dones, que nos hacen mejores personas según el modelo central que es el mismo Jesús. 6

José María Castillo 7 fue un teólogo español, de avanzada eclesial, siempre preocupado porque el lenguaje y prácticas de la fe y de la pastoral pierden su fuerza transformadora, se convierten en rituales desconectados de la realidad existencial. A este asunto dedica un denso libro llamado “Símbolos de libertad: teología de los sacramentos”, escrito en 1980. 8 Su pretensión es estudiar el sentido profundo de los sacramentos , en general y en particular de cada uno de ellos, remontarse a la tradición bíblica, someter a revisión crítica las deformaciones de interpretación y de vivencia cotidiana, y rescatar esa originalidad eficaz de Jesucristo que se implica en la realidad humana, histórica, para liberarla de sus ambigüedades, siempre asumiendo que lo humano es el canal de significación para remitirnos al contenido original de vida de Dios en nosotros y de humanidad nueva, que logramos gracias al mismo Señor que se nos ofrece gratuitamente: “La iglesia es fiel a Jesús cuando celebra, por la fuerza del Espíritu, los mismos gestos simbólicos que realizó Jesús; cuando se adhiere a su destino y comulga con su vida, cuando perdona los pecados y libera a los hombres de las fuerzas de esclavitud y de muerte que operan en la sociedad, cuando sana las raíces del mal y del sufrimiento que oprimen a todos los crucificados de la tierra. Cuando todo eso no son palabras, sino experiencias reales y concretas, vividas cada día en cada comunidad de fe, entonces cada una de esas comunidades expresa auténticamente tales experiencias mediante los símbolos fundamentales de nuestra fe a los que llamamos sacramentos”. 9

El partir el pan forma parte de la esencia del signo. Jesús se hace presente en ese signo, no en la materialidad del pan o del vino, sino en el contenido teologal que se significa. Lo repetimos: es el pan partido, repartido, compartido. Es el mismo Jesús que se deshace de la propiedad de su vida para darla toda sin reservas, ilimitadamente, con el amor que se desborda para participarnos la vitalidad de Dios, y para re-significar una humanidad ambiciosa, mezquina, egoísta, en una humanidad fraternal, solidaria, servicial, de diakonía y de koinonía. 10 El culto que se inaugura con Jesús supera definitivamente el concepto y práctica de la mediación religiosa concebida como un poder asignado a algunos exclusivamente, él mismo es la ofrenda grata a Dios y a la humanidad, es el don de su propia vida para darnos a todos la abundancia de la vida que Dios nos comunica, esta es la novedad del culto que Jesús establece. Este es contenido central de la carta a los Hebreos, de la que se toma la segunda lectura de este domingo: “En cambio, Cristo se presentó como sumo sacerdote de los bienes futuros, oficiando en una tienda mayor y más perfecta , no fabricada por mano de hombre, es decir, no de este mundo. Y penetró en el santuario, una vez para siempre, no presentando sangre de machos cabríos ni de novillos, sino su propia sangre. De este modo consiguió una liberación definitiva”. 11

En el contexto de la celebración pascual propia de los judíos, Jesús vive los acontecimientos definitivos de su pasión, de la ofrenda total de su cuerpo y de su sangre, y, reunido con sus discípulos, expresa el sentido total de su existencia y de su misión: “Mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió, se lo dio y dijo: Tomen, este es mi cuerpo. Tomó luego una copa y, después de dar las gracias, se la pasó y bebieron todos de ella. Y les dijo: esta es mi sangre de la alianza , que es derramada por muchos”. 12 El escueto relato de Marcos tiene suficiente elocuencia: Jesús es el don de Dios para plenitud y salvación de la humanidad, él nos indica el camino de la mesa servida y compartida como signo eficaz de una manera de ser y de vivir, en comunión y en participación solidaria. 13 El carácter genuino del sacramento eucarístico nos compromete a dejar atrás un modelo de religiosidad individualista, saturado de prácticas piadosas y de rituales, sin mayor impacto en la transformación de las relaciones sociales, para dar paso a la originalidad de Jesús. El fin último de la eucaristía es hacer presente con los signos del pan y del vino el ágape que nos funde con Dios y nos abre a los demás, hasta sentirlos también fundidos en Dios. Esta es la gracia del sacramento que celebramos en este domingo, pan partido, repartido, compartido, vida que se ofrece para todos, sangre derramada que da a todos la vitalidad del amor de Dios que nos hace comunidad a partir del Evangelio. 14

Comer el pan y beber la copa son actos inseparables; quiere decir que no se puede aceptar la muerte de Jesús sin aceptar su entrega hasta el fin, y que el compromiso de quien sigue a Jesús incluye una entrega como la suya. Este es el verdadero significado de la eucaristía.
 
Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

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3 Colosenses 1: 15-17

4 CASTILLO, José María. Los sacramentos, símbolos de libertad. Teología de los Sacramentos. Sígueme. Salamanca, 1982. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Germán. Los sacramentos signos de libertad. Sígueme. Salamanca, 2009. GONZÁLEZ FAUS, José Ignacio. Símbolos de fraternidad. Sacramentología para empezar. Cristianismo y Justicia. Barcelona, 2013. ESPEJA, Jesús. Para comprender los sacramentos. Verbo Divino. Estella, 1990. BOROBIO, Dionisio. Para que los sacramentos sean creíbles. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 12 de febrero de 2013. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Los sacramentos hoy: significación y vivencia. En Revista Latinoamericana de Teología número 74; páginas 119-141. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. San Salvador, 2008. 

5 BOROBIO, Dionisio. Eucaristía. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2000. BOTELLA CUBELLS, Vicente. El sacramento de la eucaristía. Evolución histórica. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 2015. LAVERDIERE, E. Comer en el Reino de Dios. Los orígenes de la eucaristía en el evangelio de Lucas. Sal Terrae. Santander, 2002. MARTÍNEZ MORALES, Víctor. Sentido social de la Eucaristía (3 volúmenes). Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2003.

6 GUILLET, Jacques. De Jesús a los sacramentos. Verbo Divino. Estella, 1991. CHAUVET, Louis Marie. Símbolo y sacramento: dimensión constitutiva de la existencia cristiana. Herder. Barcelona, 1991. CASTELLANO CERVERA, Jesús. La eucaristía que edifica la Iglesia. En Teresianum número 56, páginas 3-53. Facultad Teológica Teresianum. Roma, 2005. SECRETARIADO DIOCESANO DE JUSTICIA Y PAZ. Eucaristía y compromiso por la justicia y la paz. Diócesis de Orihuela-Alicante, 2023. BIERITZ, Karl-Heinrich. Eucaristía y estilo de vida. En https://www.seleccionesdeteología.net/assets/pdf/132_06.pdf SCAMPINI, Jorge. La eucaristía, primicia y fundamento de un orden social verdaderamente justo. En Teología Tomo LIII número 119; páginas 45-80. Pontificia Universidad Católica Argentina. Buenos Aires, 2016. PANIER, Louis. El pan y la copa: palabra dada para un tiempo de ausencia. En Concilium número 310; páginas 61-72. Verbo Divino. Estella, abril 2005.

7 1919-2023.  

8 CASTILLO, José María. Símbolos de libertad: teología de los sacramentos. Sígueme. Salamanca, 1980.

9 Obra citada, página 458.

10 La palabra griega diakonía significa servicio, dedicación al servicio de la comunidad, es el término que se utiliza en el Nuevo Testamento para designar los ministerios dentro de la comunidad cristiana. Y la palabra koinonía, también de origen griego, es la expresión que significa la comunión de todos los cristianos en torno a la persona de Jesús. 

11 Hebreos 9: 11-12. GARCÍA HUIDOBRO, Tomás. La carta a los Hebreos: una visión desde las teologías del templo. Sígueme. Salamanca, 2014. VANHOYE, Albert. El mensaje de la carta a los Hebreos. Verbo Divino. Estella, 1985.

12 Marcos 14: 22-24

13 BENEDICTO XVI. Exhortación apostólica postsinodal SACRAMENTUM CARITATIS sobre la eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia. Tipografía Vaticana. Roma, 2007.

14 CODINA, Víctor. Nuevos enfoques teológicos sobre la eucaristía. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bistream/10972/3168/1/RLT-2005/066-C.pdf . GESTEIRA GARZA, Manuel. La eucaristía, misterio de comunión. Cristiandad. Madrid, 1983.LEON-DUFOUR, Xavier. La fracción del pan: culto y existencia en el Nuevo Testamento. Cristiandad. Madrid, 1983. BASURKO, Xavier. Para comprender la eucaristía. Verbo Divino. Estella, 2000. THURIAN, Max. La eucaristía, memorial del Señor. Sígueme. Salamanca, 1967. 

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Hablemos del buen ladrón

Bajo el sol vemos a un hombre desnudo atado a un tronco de árbol, ceñidos los flancos por un paño que le cubre las partes llamadas pudendas o vergonzosas, y los pies los tiene asentados en lo que queda de una rama lateral cortada. 

Sin embargo, y para mayor firmeza, para que no se deslicen de ese soporte natural, dos clavos los mantienen, profundamente clavados. Por la expresión del rostro, que es de inspirado sufrimiento, y por la dirección de la mirada, perdida hacia lo alto, debe de ser el Buen Ladrón. 

El pelo, ensortijado, es otro indicio que no engaña, sabiendo como sabemos que los ángeles y los arcángeles así lo llevan, y el criminal arrepentido está, por lo ya visto, camino de ascender al mundo de las celestiales creaturas. EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO, José Saramago, Punto de Lectura, 2008, p. 11.

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Hablemos de… la comprensión intelectual de la realidad

Los neurólogos afirman que en realidad no tenemos un contacto directo con el mundo que habitamos. Tan solo tenemos perspectivas que llegan a nosotros a través de los intrincados circuitos de nuestro sistema nervioso, por lo que todos nosotros -tanto científicos como místicos- solo conocemos representaciones de la realidad, no la realidad en sí misma.

Afrontamos el mundo tal como se presenta ante nosotros, no como es intrínsecamente, por lo que algunas de nuestras interpretaciones podrían ser más adecuadas que otras. Estas noticias en cierto modo inquietantes implican que las “verdades objetivas” en las que nos basamos son inherentemente ilusorias.

El mundo está “ahí”: su energía y forma existen. Pero nuestra comprensión del mismo solo es una proyección mental. El mundo está fuera de nuestro cuerpo, pero no fuera de nuestra mente. “Somos este pequeño universo- explicó el místico benedictino Bede Griffiths (1906-1993)-, un microcosmos en el que el macrocosmos está presente como un holograma”. Estamos inmersos en una realidad que trasciende -o que “va más allá”- de nuestra comprensión intelectual. EL ARTE PERDIDO DE LAS ESCRITURAS, Karen Armstrong, Paidós, 2020, p. 14

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina 26 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 26 DE MAYO 2024 

SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD CICLO B

“Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios – allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra – y no hay otro”
(Deuteronomio 4: 30)

Lecturas:
1. Deuteronomio 4: 32-40
2. Salmo 32
3. Romanos 8: 14-17
4. Mateo 28: 16-20

El Gran desafío es hablar de Dios de modo cercano y comprensible para todos los que escuchan su propuesta a través de las mediaciones religiosas. Es frecuente la crítica que se hace a algunos lenguajes religiosos por inaccesibles y desentendidos de la vida real de los seres humanos. Tenemos que ser humildes y aceptar esta confrontación, lo que está en juego es la relevancia salvífica de Dios, no sólo en el aspecto lingüístico sino en el existencial, que es el verdaderamente definitivo. 1 Vale la pena poner esta cuestión central sobre el tapete en el día en el que en la Iglesia celebramos a Dios como Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Qué implicaciones tiene esto para la humanidad? Qué tiene que ver el Dios trinitario con nosotros, con nuestros sentidos de vida? Sabemos que tiene TODO que ver, pero debemos abordar una pedagogía comunicativa inteligente y encarnada para explicitar este vínculo decisivo para nuestra condición humana.

El proyecto de Dios es tan potente que no lo podemos minimizar en esas presentaciones que lo ponen como una especie de enemigo supremo nuestro, con sus imágenes deformadas de juez, castigador, vigilante, policía, encargado de asignar culpas y castigos, de moralizar y de prohibir el gozo de la vida. 2 Tampoco, por supuesto, con la idea de un abuelo bonachón y permisivo, o con Alguien con quien se pueden hacer transacciones, “comercios” de tipo religioso y salvífico. Una de las causas del ateísmo y del alejamiento de la práctica religiosa reside en los lenguajes irrelevantes sobre Dios y sobre el ser humano, en los modos moralistas y condenatorios con los que algunos mensajeros de la fe transmiten su pensar sobre Dios.

En el libro del Génesis se nos dice: “Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer”, 3 esta afirmación está en la base misma de la revelación judeo cristiana, es la constatación creyente de que Dios se implica gratuitamente en el ser humano y lo hace partícipe de su misma naturaleza. Es una afirmación colosal, en nosotros está la impronta de la divinidad, fundamento de la concepción cristiana del ser humano. No podemos entender a Dios si no entendemos al varón-mujer y lo asumimos en su dignidad. Todo lo de Dios es para la humanidad, incondicionalmente. El asunto que ocupa prioritariamente a Dios es la plenitud, la salvación, la liberación del ser humano. Expresar esto es fundamental a la hora de proponer la enseñanza-testimonio sobre Dios. Las imágenes que distorsionan a Dios tienen su correlativo en falsas imágenes de lo humano. Dios justiciero, Dios intransigente, Dios que prohíbe, Dios vengativo, Dios vigilante, Dios que castiga, Dios terrorífico; son proyecciones neuróticas, manipulaciones de Dios, utilizaciones apocadas que van en detrimento nuestro, dando a entender una imagen antipática de las mediaciones religiosas y una correlativa de seres humanos incompletos, insuficientes.

La fe cristiana, en sus más de veinte siglos de historia, se ha inculturado en diversos medios sociales, en maneras de interpretación, en instrumentos conceptuales, que intentan explicar a los creyentes, también a los que no creen, esa realidad de Dios que se ha manifestado en Jesucristo, comprensión que se hace viable gracias a la acción del Espíritu. Para esto se acude a las categorías de pensamiento propias de tal o cual momento del desarrollo histórico de la cultura y de la pluralidad de ámbitos sociales. Son esfuerzos loables que corresponden a un determinado contexto y que resultan relevantes para el mismo, pero cuando la misma evolución cultural los supera , resultan inadecuados y, a menudo, incomprensibles. 4

Cada día se nos hace más compleja la comprensión del misterio, justamente por su comunicación en mediaciones tan lejanas de nuestra cultura. La Palabra de este domingo, dedicado a celebrar la realidad trinitaria de Dios, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, nos invita a trascender las palabras mismas, las herramientas de interpretación, para dejarnos poseer por El, para llenarnos de su vitalidad, para constituirse en el principio y fundamento de lo que somos y hacemos, para orientarnos en la línea del sentido definitivo. 5 Dejemos que las palabras de Pablo nos introduzcan en la osadía de creer, en la profundidad liberadora del misterio del Dios que es Trinidad: “Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios Abba!, es decir : Padre!”. 6

El libro del Deuteronomio fue, en la antigüedad bíblica, un esfuerzo por conectar la fe en Dios con las necesidades y realidades de las personas de ese tiempo y de ese contexto. La primera lectura de hoy viene de ahí y dice así: “Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante. Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego , como la oíste tú, y pudo sobrevivir? O que Dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?”. 7

La experiencia histórica, muy real, de los israelitas, según consta en este testimonio, es que Dios se hizo todo para ellos liberándolos de la opresión egipcia, rescatándolos de la ignominia de la esclavitud, resignificando su dignidad como pueblo, inspirando a Moisés y a sus líderes para llevarlos por el camino de una definitiva libertad. Tal acontecimiento es para Israel fundante de sus convicciones de fe y materia de permanente gratitud y celebración, lo mismo que esencia de una nueva manera de vida liberada. Dios es el Señor salvador y liberador, y esta conciencia empieza a partir de una concreción existencial, perceptible históricamente. 8 La liberación de los israelitas en el paso del Mar Rojo es un prototipo anticipado de la plena salvación que Dios realiza para la humanidad en la persona del Señor Jesucristo.

Este Dios, así manifestado, llena de sentido la vida de quienes se sienten perdidos, no es un Dios en plan de juicio y condenación, sino de misericordia, de solidaridad, de cercanía redentora, transformadora del desencanto en esperanza y novedosa vitalidad. El mensaje de Jesús escandalizó porque hablaba de un Dios que se da todo a todos sin necesidad de merecimientos y de superioridades religiosas, en él se nos hace explícito un Dios desmedido de amor y de generosidad liberadora. 9

La forma en que Jesús nos habla de Dios, como amor-salvación para todos, se inspira directamente en su experiencia personal. La experiencia básica de Jesús fue la experiencia de Dios en su propio ser. Dios lo era todo para él, y decidió corresponder a este amor siendo todo para los demás. Asumió la seductora fidelidad de Dios y respondió siendo fiel a sí mismo, y siendo fiel a todos los seres humanos, prioritariamente a los desalentados, a los castigados, a los humillados y ofendidos. Al llamar a Dios Abba-Padrecito abre un horizonte totalmente nuevo para nuestras relaciones con el Absoluto: “Y decía: Abba Padre, todo te es posible. Aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. 10

En la lengua de Jesús , el arameo, el tratamiento de Abba 11 al papá es la expresión de mayor cariño a quien le dio la vida, manifiesta total intimidad y comunión de amor. Nos lleva a descubrir que la base de una experiencia religiosa liberadora es nuestra condición de creaturas. Así, nos descubrimos sustentados por la permanente acción creadora de Dios. Y es el Espíritu Santo el que nos dota de esta conciencia y experiencia trinitarias. Descubrir a Dios como fundamento es fuente de insospechada humanidad, y esta se vive, gracias al dinamismo de la Trinidad, en términos de filiación y de fraternidad, como Jesús: “El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él, para ser glorificados con él”. 12

Dios es ágape – amor de fraternidad, amor de comunión desinteresada – y por eso se da totalmente. La fidelidad de Dios es lo primero – pura iniciativa gratuita – y verdadero fundamento de una actitud humana. Dios es la realidad que posibilita el encuentro con un “tú” para convertirse en “nosotros”, El es ese “tú” ilimitado que se experimenta en todo encuentro humano de amor y de comunión. A través del ser humano descubrimos a Dios, esto es lo que se hace evidente en Jesús, en él adquiere un nuevo significado – siempre liberador – nuestra relación con Dios y con todos los seres humanos: esta es la decisiva incidencia trinitaria en la configuración salvada y liberada de nuestra condición humana! Gracias al dinamismo transformador del Espíritu Santo. Ante tan nítido descubrimiento de salvación podemos entender las palabras de Jesús, consciente de que este don no puede permanecer oculto, debe ser comunicado a todos como Buena Noticia raíz de una nueva humanidad: “ Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que les ha mandado. Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” . 13
 
Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 VIDE, Vicente. Hablar de Dios en tiempos de increencia. Universidad de Deusto. Bilbao, 2000. CORDOVILLA, Angel. Crisis de Dios y crisis de fe, volver a lo esencial. Sal Terrae. Santander, 2012. MARTIN VELASCO, Juan. Ser cristiano en una cultura posmoderna. PPC. Madrid, 2009. SIMIAN-YOFRE, Horacio. El desafío de hablar de Dios en la América Latina del siglo XXI. En Actas de la XXVI Semana Nacional de Teología. Sociedad Argentina de Teología. Editorial San Benito. Buenos Aires, 2008; páginas 33-51. LENAERS, Roger. Otro cristianismo es posible: fe en lenguaje de modernidad. Abya-Yala. Quito, 2008. GOMEZ CAFFARENA, José. El lenguaje sobre Dios. En Teología y Catequesis números 23-34; páginas 407-416. Universidad Eclesiástica San Dámaso. Madrid, 1987. RINCÖN GONZALEZ, Alfonso. Lenguaje religioso y ciencias del lenguaje. En https://www.repositorio.unal.edu.co/bitstream/handle/unal/33034/19851-66095-1-PB.pdf?sequence=1&isAllowed=y

2 Diócesis de Canarias, España insular. Busco tu rostro: las falsas imágenes de Dios. En https://www.diocesisdecanarias.net/wp-content/uploads/2018/07/diosfalsasimagenes.pdf ARIAS, Juan. El Dios en quien no creo. Sígueme. Salamanca, 1987. VIDE, Vicente. Los lenguajes de Dios: pragmática, lingüística y teología. Universidad de Deusto. Bilbao, 1999. ARENAS MOLINA, Enrique. Significado del lenguaje de la fe. Uniagustiniana. Bogotá, 2020. CÍA LAMANA, Domingo. El poder narrativo de la religión. PPC. Madrid, 2011. HICK, John. La metáfora del Dios encarnado. Cristología para una época pluralista. Abya-Yala. Quito, 2004. TORRES QUEIRUGA, Andrés. Repensar la revelación. La revelación divina en la realización del hombre. Trotta. Madrid, 2008. GUTIERREZ MERINO, Gustavo. Lenguaje teológico: plenitud del silencio. En Revista Latinoamericana de Teología número 38; páginas 141-162. Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. San Salvador, 1996.

3 Génesis 1: 27 

4 SCHYLLEEBECKX, Edward. Fe e interpretaciones de la fe. Sígueme. Salamanca, 1986. RATZINGER, Joseph. Transmisión de la fe y fuentes de la fe. En Scripta Theologica número 15; páginas 9-30. Universidad de Navarra. Pamplona, 1983. ILLANES, José Luis. Fé y razón: filosofía y teología. En Scripta Theologica número 31; páginas 783-820. Universidad de Navarra. Pamplona, 1999. FERNANDEZ, Víctor Manuel. Una interpretación de la religiosidad popular. En https://www.core.ac.uk/reader/32624910 PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Fides et Ratio Fe y Razón. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 1998. ESTRADA, Juan Antonio. Qué decimos cuando hablamos de Dios? La fe en una cultura escéptica. Trotta. Madrid, 2015; El cristianismo en una sociedad laica. Desclée de Brower. Bilbao, 2006.

5 CAAMAÑO, Juan Carlos. Consideraciones sobre Dios para nuestro tiempo. En Cuestiones Teológicas volumen 48 número 109 enero-junio 2021, páginas 1-16. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. FERRARA, Ricardo. El misterio de Dios: correspondencias y paradojas. Sígueme. Salamanca, 2005. LENK, Martin. Buscando a Dios. Piezas para una teología filosófica. Paulinas & Ediciones MSC. Santo Domingo, 2015. McFAGUE, Sallie. Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear. Sal Terrae. Santander, 1987. JOHNSON, Elizabeth A. A la búsqueda del Dios vivo. Trazar las fronteras de la teología de Dios. Sal Terrae. Santander, 2007.

6 Romanos 8: 14-15

7 Deuteronomio 4:30-34. BARRIOCANAL, José Luis. El libro del Deuteronomio. Colección Reseña Bíblica número 96. Verbo Divino. Estella, 2017. GARCÍA LÓPEZ, Félix. El Deuteronomio: una ley predicada. Verbo Divino. Estella, 1989. LOHFINK, Norbert. Escucha Israel. Comentarios sobre el Deuteronomio. Verbo Divino. Estella, 2008. JUNKAL GUEVARA, Miren. El libro del Deuteronomio: el cierre del Pentateuco y el surgimiento de la identidad de Israel. En Estudios Eclesiásticos volumen 94 número 369; páginas 227-264. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2019.

8 ELLACURÍA Ignacio. Historicidad de la salvación cristiana. En Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación. Volumen 1 páginas 323-372. UCA Editores. San Salvador, 1990. GONZALEZ, Antonio. La historia como revelación de Dios en Pannenberg. En Revista Latinoamericana de Teología número 25; páginas 59-81. Universidad Centroamericana José Siméon Cañas UCA. San Salvador, 1992. Cardenal JEAN MARIE LUSTIGER. El carácter histórico de la revelación bíblica. En https://www.jcrelations.net.es/article/el-caracter-historico-de-la-revelacion-biblica.pdf 

9 KASPER, Walter. El Dios de Jesucristo. Sígueme. Salamanca, 2011. RATZINGER, Joseph. El Dios de Jesucristo: meditaciones sobre Dios uno y trino. Sígueme. Salamanca, 1979. PAPA FRANCISCO. El Rostro de la Misericordia Misericordiae Vultus. Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano, 2015. PEREZ COTAPOS, Eduardo. La misericordia en la Biblia: un horizonte iluminador de la práctica cristiana. En Cuadernos de Teología volumen IX número 1; páginas 76-100. Universidad Católica del Norte. Antofagasta, junio 2017. GRESHAKE, Gisbert. Creer en el Dios uno y trino. Una clave para entenderlo. Sal Terrae. Santander, 2002. 

10 Marcos 14: 36

11 JEREMIAS, Joachim. Abba, el mensaje central del Nuevo Testamento. Sígueme. Salamanca, 1983. LAZCANO, Rafael. Dios, nuestro Padre. Centro Teológico San Agustín. Madrid, 1999.ROVIRA BELLOSO, Josep María. La teología del Padre. En Scripta Theologica número 20; páginas 421-522. Universidad de Navarra. Pamplona, 1988. CARDONA RAMÍREZ, Hernán Darío. El Hijo único del Padre nos ha hecho la exégesis (Juan 1: 18). En Cuestiones Teológicas volumen 39 número 92; páginas 321-344. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2012.

12 Romanos 8:16-17

13 Mateo 28: 19-20 

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Hablemos del nombre de Jesús

Entre los hebreos no se le ponía al recién nacido un nombre cualquiera, de forma arbitraria, pues el “nombre”, como en casi todas las culturas antiguas, indica el ser de la persona, su verdadera identidad, lo que se espera de ella.

Por eso el evangelista Mateo tiene tanto interés en explicar desde el comienzo a sus lectores el significado profundo del nombre de quien va a ser el protagonista de su relato. El “nombre” de ese niño que todavía no ha nacido es “Jesús”, que significa “Dios salva”. Se llamará así porque “salvará a su pueblo de los pecados”.

[…] La humanidad necesita ser salvada del mal, de las injusticias y de la violencia; necesita ser perdonada y reorientada hacia una vida más digna del ser humano. Esta es la salvación que se nos ofrece en Jesús.

Mateo le asigna además otro nombre: “Emmanuel”. Sabe que nadie ha sido llamado así a lo largo de la historia. Es un nombre […] que significa “Dios con nosotros”. EL CAMINO ABIERTO POR JESUS, 1 MATEO, José Antonio Pagola, PPC, 2012, p. 13-14

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Hablemos de «Progreso»

La conciencia de la crisis cobró expresión en 1972 con el informe del famoso Club de Roma, organización mundial de industriales, políticos, altos funcionarios estatales y científicos de diversas áreas para estudiar las interdependencias de las naciones, la complejidad de las sociedades contemporáneas y la naturaleza con el objetivo de elaborar una visión sistemática de los problemas y nuevos medios de acción política encaminados a su solución. El informe llevaba por título: Los límites del crecimiento.

La crisis significa la quiebra de una concepción del mundo. Lo que en la conciencia colectiva era evidente, ahora es sometido a discusión. ¿Cuál era la concepción del mundo indiscutible? Pues que todo debe girar alrededor de la idea de progreso que ese progreso se mueve entre dos infinitos: el infinito de los recursos de la tierra y el infinito del futuro. Se pensaba que la Tierra era inagotable en sus recursos y que podíamos avanzar indefinidamente en la dirección del futuro. Pues esos dos infinitos son ilusorios.

La conciencia de crisis reconoce: que los recursos tienen límites ya que no todos son renovables; que el crecimiento indefinido hacia el futuro es imposible, porque no podemos universalizar el modelo de crecimiento para todos y para siempre. Si China quisiera proporcionar a sus familias el número de automóviles que los EE.UU. proporcionan a las suyas, se transformaría en un inmenso aparcamiento contaminado. Nada se movería. ECOLOGÍA: GRITO DE LA TIERRA, GRITO DE LOS POBRES, Leonardo Boff, Trotta, 2011, p. 14

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina 19 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 19 DE MAYO 2024 

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS CICLO B

“A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común”
(1 Corintios 12:7)

Lecturas:
1. Hechos 2: 1-11
2. Salmo 103
3. 1 Corintios 12: 3-13
4. Juan 20: 19-23

El 3 de octubre de 2020, en la ciudad italiana de Asís, cuna del popular San Francisco, el Papa que se honra en llevar su nombre, sorprendió gratamente al mundo con la publicación de su encíclica “Fratelli tutti: sobre la fraternidad y la amistad social”. 1 Si bien este tipo de escritos son dirigidos principalmente al mundo católico, en este documento como en el anterior suyo “Laudato si: sobre el cuidado de la casa común”, 2 el Papa sale de los límites del catolicismo para tocar asuntos que son esenciales para el bien común de toda la humanidad. 3

En Fratelli Tutti , Francisco se fija en los desencuentros de los seres humanos, causantes de guerras y extremismos que ponen a la humanidad en violenta contradicción, en el modelo económico que en su gráfico decir produce miles de millones de seres humanos descartados, en la política y en los políticos que no se comprometen seriamente con la justicia y con la solidaridad. El primer capítulo “Las sombras de un mundo cerrado” es su análisis de la realidad mundial contemporánea: “En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas  formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales”. 4

Es indiscutible una pérdida del espíritu vital que enlaza a los humanos para proyectos de justicia, inclusión y solidaridad. Nuevamente está sobre el tapete la interminable discrepancia entre el estado de Israel y el derecho de los palestinos a tener una nación propia con su territorio y estado debidamente constituídos; en Colombia, multitudes se pronuncian vigorosamente sobre un estado de cosas marcado por la injusticia y la desatención del estado a los serios problemas de la mayoría de los ciudadanos, los grupos violentos hacen su agosto sembrando el caos y dando pie a interpretaciones malintencionadas. Penosamente la tesis de Hobbes 5 en su “Leviatán”, el hombre es lobo para el hombre , adquiere aquí carta de “naturalización”. 6

La soberbia humana tiende a confundir el encuentro entre los seres humanos, introduce la incomprensión, la ruptura de la armonía, crea clasificaciones de mayor a menor, excluye, se apropia violentamente de la naturaleza, exalta el poder y el dinero, envenena los corazones y lleva a que unos seres humanos se ensañen en contra de otros. Es la ausencia del Espíritu, la vanidosa afirmación de que el ser humano pretende ser la medida de todo, dando la espalda a la alteridad, a Dios, al prójimo, a la creación como hábitat y espacio de comunión. En el relato mítico de la torre de Babel, el autor del Génesis nos lleva a captar los problemas inmensos de incomprensión y de intolerancia entre los diversos ámbitos de la humanidad. Esa alusión trasciende todos los tiempos de la historia. Cómo convivir y suscitar un entendimiento fundamental entre quienes tienen tantas diferencias? Es lo diferente, lo plural, un imposible que impide el diálogo y la fraternidad?

Este mundo nuestro sigue siendo una réplica de aquella simbólica torre de Babel, 7 afirmar a cualquier costo que el ser humano todo lo puede, que él mismo define la medida de todo, y que esto lo autoriza para apoderarse de la vida y bienes de sus  semejantes, de la tierra, de los recursos naturales, introduciendo el desequilibrio y la injusticia, la incomprensión como estilo habitual de la existencia.

Las palabras míticas del Génesis, en su género literario deseoso de interpretar el orgullo de los hombres, siguen siendo sentenciosas y ayudan a comprender el por qué de tanta exclusión e intolerancia: “Así el Señor los dispersó de aquel lugar , diseminándolos por toda la tierra. Por eso se llamó Babel; allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra”. 8 Es el pecado humano, la libre y arrogante decisión de ir en contra de su propia realización, la ruptura de la armonía original con Dios y con el prójimo, la negativa a la seducción del Espíritu, lo que introduce este apetito desordenado de arrasar, de someter con violencia al ser humano y a la naturaleza. 9 Seis siglos después de escribirse las narraciones del Génesis nos encontramos en los tiempos del Nuevo Testamento, es el acontecimiento de Jesús, su Buena Noticia de acogida y misericordia para todos, su llamado a la fraternidad y a la inclusión, una nueva manera de vida a partir de un Dios que se obsequia sin medida para construir un mundo de projimidad y de encuentros.

Hechos de los Apóstoles es un texto-testimonio de esta novedosa realidad, celebrando Pentecostés los primeros discípulos de Jesús – fiesta en la que los judíos recordaban el pacto de Dios con el pueblo en el monte Sinaí – se juntan para aguardar al Espíritu: “Al llegar el día de Pentecostés, se encontraban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse”. 10

Todos comenzaron a hablar lenguas diferentes y, sin embargo, se entendían, constatar esto era para ellos causa de gozo y esperanza. El movimiento de Jesús nace abierto a todo y a todos, es pluralista en su origen, no hace acepción de personas, se sale de las estrechas fronteras del judaísmo, supera la mentalidad rigorista del Templo y de sus sacerdotes, evoluciona de la fijación en la Ley al dinamismo liberador del amor, no establece diferencias y categorías, hace de tal diversidad el mayor motivo de riqueza, unidad en la diferencia, Dios no es Señor de la uniformidad sino de la pluralidad, lo suyo no es la confrontación violenta sino el diálogo: “Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y el Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios”. 11 El Espíritu Santo es fundamento de comunión en la diversidad! 12

Qué decir y sentir en estos tiempos en los que un sistema económico somete a la humanidad a sus inexorables leyes de mercado, de consumo, de producción, economía sin alma, que concentra unilateralmente la riqueza en los primeros mundos y arroja a su suerte millones de hombres y mujeres en Africa, en América Latina, en Asia? Qué pensar de la “aldea global” que nos somete a sus consumos culturales alienantes, en la internet y en la televisión por cable, consumos anodinos, promotores de un aplanamiento mental en quienes se dejan esclavizar por ellos, sofocando la creatividad, la pasión por la vida y por la justicia?

La venida del Espíritu significó para aquellos discípulos primeros el fin del miedo y del sentimiento de fracaso, nació una comunidad humana, creyente, dotada de las mejores razones para la esperanza, experimentaron a Jesús viviente en medio de ellos animándolos a una vida novedosa en Dios y en el prójimo, libres como el viento, resueltos a incendiar el mundo con el anuncio del Reino: “Llegó Jesús y, poniéndose en medio de ellos, les dijo: la paz esté con ustedes! Mientras decía esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: la paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: Reciban el Espíritu Santo……..”. 13

A menudo nos dejamos llevar por la tendencia al anquilosamiento, nos sucede individualmente y también en la Iglesia y en la sociedad. Por esto, renunciamos al cambio, y algunos temerosos y nostálgicos de la Ley nos hacen creer que detenernos en el tiempo y exaltar rituales y normativas en desuso es voluntad de Dios. Esto nos aparta del mismo Jesús, sofocamos el Espíritu, y nos convertimos en una entidad fúnebre, miedosa, llena de reglamentos, y de sentimientos de culpa ante un Dios enardecido por nuestros pecados. Ciertamente, este no es el Dios de la Buena Noticia de Jesús.

Es Pentecostés, un permanente suceso del Espíritu, vivámoslo de modo interminable, una verdadera fiesta que nos hace unos y diversos: “Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común”. 14 El don del Espíritu es la misma vitalidad de Dios que se nos comunica para que adquiramos los dones de sabiduría y discernimiento, el sentido de la vida según el Evangelio, El mismo dota de condición sacramental a la Iglesia universal y a cada Iglesia particular, reconoce y promueve la diversidad de culturas y sensibilidades en las que se anuncia la Buena Noticia, suscita los carismas y los traduce en ministerios para configurar constantemente la comunión eclesial, santifica a la Iglesia toda y a cada bautizado, nos obsequia la libertad propia de los hijos de Dios, nos hace creativos e innovadores, también aptos para el entusiasmo misional, enriquece nuestro ser haciéndolo plenamente teologal, nos abre a la trascendencia definitiva, que ya se empieza a modelar en esta historia y nos proyecta a la eternidad. Pentecostés es la manifestación de un Dios que inspira la pluralidad, la comprensión de las lenguas y de los modos de ser, la riqueza de las culturas, la apasionante fuerza renovadora del evangelio: “Pero en todo esto es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como El quiere”. 15

Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica “Fratelli tutti: sobre la fraternidad y la amistad social”. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2020.

2 Papa FRANCISCO. Carta Encíclica “Laudato si: sobre el cuidado de la casa común”. Librería Editrice Vaticana. Roma, 2015.

3 PACHON SOTO, Damián. El pensamiento social del Papa Francisco. En Franciscanum número 166 volumen LVIII, páginas 316-337. Universidad de San Buenaventura. Bogotá, 2016. GALLO, Marco. El pensamiento social y político de Bergoglio y Papa Francisco. Universidad Católica de Salta, 2018. IVEREIGH, Austen. El gran reformador : Francisco, retrato de un papa radical. Grupo Z. Bogotá, 2015. ROLDAN SOLANO, Wilmar Esteve. La dignidad humana en el pensamiento social del Papa Francisco. En Proyección LXVI, páginas 167-188. Universidad Loyola de Andalucía. Granada, 2019. CUDA, Emilce. Para leer a Francisco. Manantial. Buenos Aires, 2016. SCANNONE, Juan Carlos. La teología del Pueblo. Raíces teológicas del Papa Francisco. Sal Terrae. Santander, 2017.

4 Fratelli Tutti, número 11.

5 1588-1679, pensador británico.

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7 NEUHAUS, Susana. Torre de Babel: la tergiversación del significado en el lenguaje cotidiano y en las interpretaciones de la historia. En https://www.cdsa.aacademica.org/000-038/643.pdf CROATTO, José Severino. El relato de la Torre de Babel (Génesis 11: 1-9): Bases para una nueva interpretación. En Revista Bíblica año 58 número 62, páginas 65-80. Asociación Bíblica Argentina. Buenos Aires, 1996. VICARI, Jacques. La Torre de Babel. Fondo de Cultura Económica FCE. Buenos Aires, 2006.

8 Génesis 11: 8-9

9 GIRALDO ARISTIZABAL, Juan Diego. El pecado como deshumanización en el documento de Aparecida. En Cuestiones Teológicas volumen 40 número 94, páginas 433-456. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, julio-diciembre 2013. GUERRA, Augusto. Pecado y existencia Cristiana, hoy. En https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/626articulo.pdf MOSER, Antonio. Pecado estructural. En COMPAGNONI, Francesco (Director). Nuevo Diccionario de Teología Moral. Paulinas; páginas 1369-1383. Madrid, 1990. NEBEL, Mathias. La categoría moral de pecado estructural: ensayo de teología sistemática. Trotta. Madrid, 2011. BERGOGLIO, Jorge Mario. Corrupción y pecado. En https://www.generacionfrancisco.org.ar/documentos/Corrupcion%20y%20pecado.pdf REVISTA INTERNACIONAL DE TEOLOGIA CONCILIUM: El pecado original, un código de falibilidad? Número 304. Verbo Divino. Estella, febrero 2004. PIEPER, Josef. El concepto de pecado. Herder. Barcelona, 1998. VIDAL, Marciano. Orientaciones éticas para tiempos inciertos. Entre las Escila del relativismo y la Caribdis del fundamentalismo. Desclée de Brower. Bilbao, 2007.

10 Hechos 2:1-4

11 Hechos 2:8-11

12 AQUINO JUNIOR, Francisco de. Vivir según el espíritu de Jesucristo: espiritualidad como seguimiento. En https://www.redicces.org.sv/jspui/bistream/10972/2273/1/RLT-2012-086-C.pdf . CODINA, Víctor. No extingáis el Espíritu: una iniciación a la pneumatología. Sal Terrae. Santander, 2008; Creo en el Espíritu Santo: pneumatología narrativa. Sal Terrae. Santander, 2004; El Espíritu del Señor actúa desde abajo. Sal Terrae. Santander, 2018. RODRÍGUEZ , Lidia. La presencia del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento. Aula de Teología de la Universidad de Cantabria. Santander, 18 de octubre de 2018. CORDOVILLA PÉREZ, Angel. El Espíritu Santo en la tradición eclesial. En Sal Terrae número 108, páginas 403-416. Compañía de Jesús España. Madrid, 2020. CONGAR, Yves. El Espíritu Santo. Herder. Barcelona, 1991.

13 Juan 20: 19-22

14 1 Corintios 12:4-7

15 1 Corintios 12:11

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Hablemos de la felicidad

El hombre ha sufrido y sufre todo género de martirios; sus instituciones son los altares que construyó para llevar a ellos sus sacrificios cotidianos, maravillosos en cuanto a calidad, asombrosos en cuanto a cantidad.

Todo ello estaría absolutamente desprovisto de sentido y sería imposible de soportar si el hombre, al propio tiempo, no sintiera en sí esa profunda felicidad del alma, que pone su divina fuerza a prueba de sufrimiento y demuestra, por medio de la renunciación, su inagotable riqueza. Sí, los peregrinos vienen, todos vienen a tomar posesión de ese mundo, que es su verdadera herencia. Continúan agrandando su consciencia, buscando una unidad cada vez más elevada; siguen acercándose cada vez más a la verdad central, cuya unidad lo abarca todo.

Grande es la desnudez del hombre e innúmeras sus necesidades hasta que adquiere verdadera consciencia de su alma. Hasta entonces el mundo se le presenta en un continuo estado de flujo y reflujo, cual un fantasma que aparece y se desvanece. Pero para el hombre que ha hecho de su alma una realidad, el universo tiene un sentido concreto, a cuyo alrededor puede ordenarse todo el resto, y sólo entonces puede hallar y saborear la bendita felicidad de una vida armoniosa. EL CAMINO ESPIRITUAL, Rabindranath Tagore, Longseller, 2007, p. 45-46

P. José Raúl Arbeláez SJ – Equipo CIRE Ampliado

Comunitas Matutina 12 de mayo de 2024

COMUNITAS MATUTINA 12 DE MAYO 2024 

DOMINGO VII DE PASCUA CICLO B

SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

“Dios desplegó esta fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación, y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este mundo sino también en el venidero”

(Efesios 1: 20-21)

Lecturas:
1. Hechos 1: 1-11
2. Salmo 46
3. Efesios 1: 17-23
4. Marcos 16: 15-20

Cuando revisamos ciertas tendencias para escribir y formular la historia de la humanidad en sus diversos períodos, encontramos que se hace desde los poderosos-as, desde los señores, desde los que mandan en lo político, en lo cultural, en lo económico. Muchas de esas narrativas son culto a la personalidad , adulaciones desmedidas, y desconocimiento casi total de las gentes, de los pueblos. Tales realidades revelan una mentalidad: que los únicos cuya vida se tiene en cuenta es la de los que detentan el poder, las comunidades se silencian totalmente, y se olvida o minimiza que muchos de esos “señores” han sido déspotas, dictadores, enfermizos sujetos concentrados en su ego y en su conciencia de ser indispensables para el destino de sus reinos, estados y naciones. Parte muy importante de la literatura contemporánea ha dedicado páginas de extraordinaria ironía para señalar la decadencia de los “dueños del mundo”, como la obra teatral de Eugenio Ionesco 1 “El rey se muere” 2, en la que su personaje principal, el rey Berenguer, tipifica con ácido humor los excesos de los poderosos, y recorre los desvaríos de la condición humana cuando se apasiona por el poder, el desamor, la hipocresía, el vano honor del mundo. 3

En profético y radical contraste, en el mundo cristiano reconocemos a un Señor que es ajeno ciento por ciento a las veleidades y exageraciones ya señaladas, Señor que nos abre el horizonte para otra posibilidad llena de esperanza y de trascendencia para la humanidad, lo suyo es el vaciamiento de toda vanagloria, la ofrenda salvífica de su vida, la ausencia de toda señal de dominio abusivo, la implicación amorosa en la vida nuestra, el ir descalzo por las calles de la vida, el tener la cruz por trono, El, en quien el Padre Dios ha dicho en qué consiste ser auténticamente humano, auténticamente divino, la mayor denuncia que se ha pronunciado en la historia contra todo emperador, todo rey, todo dictador, todo deleznable poderoso. Lenguaje de Dios para salvación del género humano: “Dios desplegó esta fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación, y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este mundo sino también en el venidero. Sometió todo bajo sus pies y le constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, la plenitud del que lo llena todo en todo”. 4 En esta solemnidad de la Ascensión celebramos y reconocemos este Señorío.

Qué dice este genuino Señor a nuestra vida? Cómo responde El a nuestras expectativas, necesidades, búsquedas de sentido? Cómo es causa en nosotros y para nosotros de libertad y salvación? Cómo lo hacemos significativo para estos tiempos de la historia? Cada época del devenir de la humanidad exalta sus absolutos, entroniza personas, ideologías, modelos políticos, estilos, mentalidades. También cada época trae sus desencantos y frustraciones, sus nuevas esclavitudes. Cómo anunciar el señorío de Jesucristo en estas circunstancias concretas? El magisterio de la Iglesia, en especial a partir del Concilio Vaticano II, 5 junto con la teología y la propuesta pastoral encarnada en los diversos ámbitos del mundo, nos indican que hay una sincera preocupación para no evangelizar en abstracto, porque se impone una conexión explícita con los contextos de los seres humanos que atienden este llamado. El elemento esencial de la encarnación de Dios en nuestra historia y realidad es la clave para asumir esta dimensión indispensable del hecho cristiano. 6 Es fundamental para la misión eclesial anunciar a este Dios hecho historia, realidad, carne, humanidad. Lo captamos muy bien en la sincera preocupación pastoral del Papa Francisco, la revelación de Dios en Jesucristo da plena significación a la dignidad del ser humano: a los que él llama descartados, a los líderes sociales, a los jóvenes estudiantes, a los mayores en trance de jubilación, a los que se esfuerzan por lograr un sustento digno para sus hogares, a los que no se resignan a la injusticia, a los que persiguen apasionadamente un sentido absoluto para su existencia, a quienes no se resignan a una inmanencia irreversible.

La Ascensión nos lleva a reconocer que en Cristo se hace definitiva realidad el contacto del ser humano con Dios; eso que llamamos “cielo” es un futuro pleno y decisivo que sólo nos viene gracias a la mediación salvadora-liberadora del Señor. En El y por El nos es dado superar la radical precariedad de nuestra contingencia, de los límites que nos imponen la muerte y el pecado, quedando abiertos para siempre a la trascendencia, asumidos por El y ascendidos con El a la plenitud del Padre. 7 En este modo de Dios nuestra humanidad accede a la justicia que le es debida por su dignidad y a la salvación que, gracias a la mediación de Jesucristo, obtenemos por vía de regalo amoroso e incondicional.

Explorar el mundo, conocerlo y estructurarlo en la comprensión de las diversas disciplinas científicas, con el fin de transformar la naturaleza en aras de mejor calidad de vida para todos; esforzarnos por captar los entresijos de la mente, estudiarla en profundidad, reconocer los más hondos dinamismos que la configuran, promover la libertad a través de la explicitación de aquellos dinamismos inconscientes, formular posturas críticas que nos permitan emanciparnos de opresiones y dominios alienantes, desarrollar tecnología para agilizar los procesos de transformación del mundo, proponer un pensamiento que dé raíz y fundamento a toda la humanidad, analizar los comportamientos y sus condiciones, hacernos libres en la expresión artística y en la lúdica para hacer de la existencia una experiencia placentera, enamorarnos apasionadamente, empeñarnos en la justicia y en la equidad para que sean viables sociedades donde todos podamos participar de los beneficios en igualdad de condiciones, son , entre muchas otras, expresiones elocuentes de esa pasión por “ascender”, por ganarle la partida a la inevitable precariedad, por no terminar en un dramático proceso de descomposición orgánica. El señorío del ser humano adquiere plenitud de significado en el señorío de Jesús. 8

También nos salen al paso los tropiezos, inherentes a nuestra contingencia, donde las interminables limitaciones que nos acompañan se tornan lenguaje desafiante que nos invitan a ir “más allá” para encontrar la genuina razón del existir. Porque es claro que no podemos prescindir del sufrimiento, de la realidad del mal en sus inagotables evidencias, de la enfermedad, de la muerte, con su inevitable y definitiva cuestión sobre el sentido último de la vida. 9

Hacer conciencia de todos estos elementos es un excelente caldo de cultivo para comprender y vivir la plenitud que nos viene de Dios, el “todo en todos” del que habla la carta a los Efesios, que tiene su concreción en la persona del Señor a quien designamos como Jesús, el Cristo: “Para que ustedes conozcan cuál es la esperanza a la que han sido llamados por El, cuál la gloriosa riqueza otorgada por El en herencia a los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa”. 10 La subida de Cristo a los cielos, según el lenguaje más tradicional, es pasar del tiempo a la eternidad, de lo inmanente a lo trascendente, donde se articulan salvíficamente la humanidad y la divinidad, siendo esta última la que acredita que la existencia de todo ser humano, que libremente acceda a tal beneficio, quede para siempre abierta a Dios y asumida por El, aval en el que felizmente se nos garantiza que vivir no es quedar expuestos al absurdo de la finitud y de la muerte. La primera lectura de este domingo, comienzo del relato de Hechos de los Apóstoles, es un claro ejemplo de esto, con ello se formula una convicción de la fe de los primeros cristianos, que se transmite a todas las generaciones de creyentes: Jesús no fue revivificado ni volvió al modelo de vida humana que tenía antes de morir. El fue constituído Señor viviendo la vida divina en la plenitud de su humanidad: “Dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a sus ojos” , realidad que también afirma el evangelio de Marcos: “Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios”. 12 Todos nuestros esfuerzos por afirmar la maravilla de la dignidad humana, nuestra lucha por la justicia y por la equidad, la denuncia profética de las realidades pecaminosas que oprimen a millones de personas en el mundo, la negativa a estructurar proyectos de vida sobre ambiciones de poder y de riquezas, la fe en el servicio y en la solidaridad, también en la libertad, son realidades que, para nosotros creyentes en Jesús, tienen raíz en su señorío, en ese estar El a la diestra del Padre para que el ser humano sea, en nombre de Dios, señor de la vida, señor de sus decisiones, señor de su libertad, señor de la fraternidad y de la solidaridad. 13 Consecuencia de todo lo anterior es la invitación misional de Jesús a sus discípulos y a nosotros, el asunto no puede permanecer encerrado en un rincón de la historia, se trata de propagarlo porque están en juego la esperanza y el sentido de vida de la humanidad: “Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la creación…..Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien”. 14 El cristianismo es una novedosa condición en la relación de Dios con el ser humano, el Espíritu del Señor alienta para ir a todos los rincones de la humanidad a anunciar esta buena noticia: “Mientras ellos estaban mirando fijamente al cielo, viendo cómo se iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, por qué permanecen mirando al cielo? Este Jesús, que de entre ustedes ha sido llevado al cielo, volverá tal como lo han visto marchar”. 15

Antonio José Sarmiento Nova, SJ 

BIBLIOGRAFÍA

1 Slatina, Rumania, 26 de noviembre 1909; París , Francia, 28 de marzo 1994.

2 IONESCO, Eugenio. Le roi se meurt (El rey se muere). Folio-Gallimard. París, 1990.

3 GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel. El otoño del patriarca. Random House. Bogotá, 2022. ROA BASTOS, Augusto. Yo, el Supremo . Real Academia Española de la Lengua. Asociación de Academias de la Lengua. Madrid, 2019. ASTURIAS, Miguel Angel. El Señor Presidente. Alianza Editorial. Madrid, 2013. CABALLO, Vicente E. Un análisis psicológico de Donald Trump. En https://www.behavioralpsycho.com/wp-content/uploads/2018/10/13.Caballo_25-1-pdf COLLINS, Jim. Cómo caen los poderosos. Harper Collins Publishers. New York, 2009. LÓPEZ HERRADOR, Marcos. Los poderosos. La rebelión de las élites mundiales. Sekotia. Córdoba, 2021. CASTRO  GÓMEZ, Santiago. El tonto y los canallas. Notas para un republicanismo transmoderno. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2019. ARMARIO, Diego. Los tontos con poder. Almuzara. Madrid, 2006. VARGAS LLOSA, Mario. La fiesta del Chivo. Alfaguara. Buenos Aires, 2022.

4 Efesios 1: 20-22.

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6 PARRA, Alberto. Textos, contextos y pretextos. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2003; “Dicen pero no hacen” Teología de la Acción. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2022. BEVANS, Stephen. Modelos de teología contextual. Verbo Divino. Quito, 2004. GIBELLINI, Rossino. La teología del siglo XX. Sal Terrae. Santander, 1998. BOFF, Clodovis. Teología de lo político: sus mediaciones. Sígueme. Salamanca, 1980. GUTIERREZ MERINO, Gustavo Teología desde el reverso de la historia. Centro de Estudios y Publicaciones CEP. Lima, 1977. SEGUNDO, Juan Luis. De la sociedad a la teología. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1973. ELLACURÍA, Ignacio. Filosofía de la realidad histórica. Trotta. Madrid, 1991. SOLS LUCÍA, José. La teología histórica de Ignacio Ellacuría. Trotta. Madrid, 1999. CERVERA CONTE, Ignacio. La contextualización en el quehacer teológico. En Estudios Eclesiásticos volumen 81, número 316; páginas 145-176. Universidad Pontificia de Comillas. Madrid, 2006.

7 GONZALEZ, Justo L. La Ascensión: una doctrina descuidada. Mundo Hispano. El Paso, 2022. HERRERA GABLER, Jorge F. Cristo, exaltado en la cruz. Eunsa. Pamplona, 2012. BOFF, Leonardo. Qué significa que Cristo subió a los cielos? En https://www.donbosco.org.ar/uploads/recursos/recursos_archivos_128_944.pdf GONZALEZ, Justo L. Jesús es el Señor. El señorío de Jesucristo en la Iglesia primitiva. PUMA. Lima, 2011. CAPELLETI, Lorenzo. El señorío de Cristo en el tiempo. En https://www.30giorni.it/articoli_id_20860_12.htm AMATO, Angelo. Jesús, el Señor. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1998. PAGÁN, Samuel. Jesucristo es el Señor. Cristología del Nuevo Testamento. Clie. Barcelona, 2022. KASPER, Walter. Jesús el Cristo. Sígueme. Salamanca, 2000. 

8 LUCAS LUCAS, Ramón. Horizonte vertical: sentido y significado de la persona humana. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 2010. LUCAS, Juan de Sahagún. Dios, horizonte del hombre. Biblioteca de Autores Cristianos BAC. Madrid, 1994. TABET, Miguel A. El hombre, imagen de Dios. En https://www.dadun.unav.edu/bitstream/10171/5949/1/MIGUEL%20A.%20TABET.pdf ARMENDARIZ, L. Hombre y mundo a la luz del Creador. Cristiandad. Madrid, 2001. MOORMAN, K. Teología de la Creación en un mundo en evolución. Verbo Divino. Estella, 2005. RUIZ DE LA PEÑA, Juan. Imagen de Dios. Antropología Teológica Fundamental. Sal Terrae. Santander, 1988. ESTRADA DÍAZ, Juan Antonio. El ser humano como proceso: don y naturaleza. En Revista Iberoamericana de Teología volumen 10 número 19; páginas 77-104. Universisdad Iberoamericana. Ciudad de México, julio-diciembre 2014.

9 ESTRADA, Juan Antonio. El sentido y el sinsentido de la vida: preguntas a la filosofía y a la religión. Trotta. Madrid, 2010. FERRATER MORA, José . Las crisis humanas. Alianza Editorial. Madrid, 1983. LUYPEN, Wilhelm. Fenomenología Existencial. Carlos Lohlé. Buenos Aires, 1969. LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío. Anagrama. Barcelona, 1986. FROMM, Erich. El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal. Fondo de Cultura Económica FCE. Ciudad de México, 1995.

10 Efesios 1: 18-19 

11 Hechos 1: 9

12 Marcos 16: 19

13 SARDIÑAS IGLESIAS. Loida Lucía. Dignidad humana: concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana. Universidad de Santo Tomás. Bogotá, 2019. PAPA JUAN PABLO II. Carta Encíclica Redemptor Hominis Redentor del Hombre. Librería Editrice Vaticana. Ciudad del Vaticano 1979.

14 Marcos 16: 15-18

15 Hechos 1: 10-11
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